Cuando uno lee y se informa sobre las distintas maneras que tuvieron las personas que dejaron un legado o enseñanza en el campo espiritual, esté de acuerdo o no con ellos la mayoría buscaron aislarse (ir al desierto, monte, montañas) donde recibieron iluminación, mensajes o enseñanzas que luego transmitieron a la humanidad; por ejemplo Moisés, los mandamientos, Jesús y su resistencia a las tentaciones en el desierto, o Juan el Bautista que venía desde el desierto predicando; luego también el maestro Usui, que luego enseñó el Reiki, El profeta Jose Smith, que según la enseñanza Mormona dice que Jose en cierto momento de su vida declaró que en 1820 había tenido una revelación en la cual había visto al Padre Celestial y a su hijo Jesucristo.
Este artículo no tiene el deseo de polemizar, sino de mostrar que la soledad muchas veces nos permite encontrar dentro nuestro y fuera de nuestro ser respuestas que jamás escucharíamos entre la multitud, que no solo nos distrae y aleja de las cosas profundas del Alma sino que no permite el despertar de lo trascendente, como inquietud personal.
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