Por el escritor Nestor O Salgado, integrante del Club de poetas y escritores, en exclusiva para este Semanario de la Gente
Damián apago la computadora, termino de beber su café con leche, se puso de pie, se desperezo y camino hasta la puerta de su dormitorio, que usaría como Office durante toda la cuarentena, la empresa para la cual trabajaba había tomado esa decisión con parte del personal administrativo luego de tener dos contagios de coronavirus en el personal, se encamino hasta el balcón de su departamento; al pasar por el comedor tomo su guitarra y como todas las ultimas noches lo hizo, a las 21.00 horas desde el reducido espacio exterior pegado a la baranda comenzó a entonar una melodía; algunos vecinos aplaudían, otros hacían sonar las cacerolas para simbólicamente hacerle sentir al personal de salud que no estaban solos, que desde esta ruidosa manifestación pacifica, los estaban acompañando.
De pronto le comenzó a faltar el aire, se llevo las manos a la garganta como para intentar auxiliarse, su corazón palpitaba mas de prisa, dejo su guitarra, intento llamar a emergencias…pero no tuvo tiempo.
Al día siguiente cuando despertó estaba internado en un hospital destinado a pacientes con afecciones respiratorias; un doctor con sus vestimentas protectoras le dijo que era positivo y que gracias a su actitud solidaria; saliendo al balcón a cantar pudo verlo una vecina cuando se cayo desvanecido y llamo a emergencias… En su celular encontró su novia mensajes comunicándole que era contacto estrecho con otra compañera recientemente diagnosticada y que usted no alcanzo a leer. ¡¡¡Usted esta vivo amigo y recuperándose porque pensó en el otro; es la manera que entiendo yo, por la cual la vida le dio una nueva oportunidad…expreso el doctor, mientras se alejaba .
